
Carlos Christian Sánchez
Columnista
El diario oficialista de la 12 de octubre llamó a la más venenosa de sus periodistas, con el fin de hacer una entrevista “a la carta”, para el flamante ministro “gringo”. Pero lo que debió ser un paseo, se convirtió en un “boomerang”. Toda la tertulia se coronó con la siguiente frase: “Yo ando por todos lados y nunca he caído en un hueco”. Por supuesto, cuando salió la publicación, se formó el tropel en el Gobierno varelista.
Las calles de Panamá son toda una odisea desde que tomó el poder el Varelismo. Los huecos son tan evidentes, que el mejor ejemplo de la desidia son los ubicados frente al Miramar, donde vive “ustedes saben quién” y la Contraloría, entidad encargada de fiscalizar la ejecución de obras estatales. Lo insólito del asunto, es ver que en uno de esos “cráteres” hasta brotó una palma.
La cartera de obras públicas viales representa la gestión de un Administración. Si no se ven los trabajos, el Pueblo panameño te cuestionará, de inmediato. Tampoco puedes salir a la calle, luego de las denuncias de falta de reparación de huecos, cuando la leche está derramada. Menos pedir disculpas tras la metida de pata. ¿Será que se sintió el costo político de semejantes declaraciones?
¿Qué podemos esperar de un funcionario que se la pasa en el exterior todos los fines de semana, además de haber despedido tres relacionistas públicos; ante las constantes críticas a su pésima gestión? Para colmos, sale un “tuit” de un vocero del Palacio de las Garzas, reiterando que se han construido en tres años unos 1,400 kilómetros de carreteras con “transparencia”. Claro, son tan transparentes que ni se ven.
Damos varios ejemplos de la desidia en materia de tapar huecos: La Vía José Agustín Arango recibió hace medio año, una innecesaria reparación de su carpeta asfáltica. Tan malo fue el trabajo, que los cráteres se volvieron zanjas. Ejemplo, los hoyos ubicados frente a la entrada de Concepción, en Juan Díaz y el otro cerca de Los Pueblos 2000. Y ni hablemos de la Vía Tocumen y la Transístmica.
En Brisas del Golf, sus calles con cemento de buena calidad fueron cubiertas de asfalto, sin aparente necesidad. Al final, el desperdicio de materiales provocó la inundación de las vías de la barriada.
Señor Ministro: No culpe a otros de su evidente incapacidad. Simplemente póngase a trabajar. Y si no puede con el cargo, “renuncie ya”. Porque el problema no es su equipo, sino usted mismo. Larga vida y prosperidad para todos. Saludos, amigas y amigos…